El Duque de Medina Sidonia. Su historia; ¿héroe o villano?
Rodeado de controversia, denostado por la mayoría de los españoles y llevando a sus espaldas su propia leyenda negra, muy pocos saben que tomó decisiones muy acertadas que llevaron de regreso a España a las tres cuartas partes de la Armada Invencible, que se enfrentó en solitario a ocho buques ingleses durante esos episodios y que se hizo cargo de una de las mayores empresas militares de su época con tan solo unas semanas de antelación a su partida.
Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, VII Duque de Medina Sidonia (1550-1615) no era un recién llegado a los asuntos de la Armada Española cuando fue nombrado Capitán del Mar Océano a la muerte del ilustre Don Álvaro de Bazán.
Su leyenda negra olvidó que el Duque de Medina Sidonia ya había colaborado de manera muy activa en la formación de la Gran Armada en su vasto ducado y sus zonas de influencia, lo que le situaba como capitán general “de facto” de toda la Baja Andalucía. De hecho ya antes había sido consultado por Felipe II acerca de la viabilidad de invadir Irlanda, para lo que propuso su propio plan en un gran dossier, brillante y muy técnico, escrito de su puño y letra y que nunca se llegaría a llevar a cabo por los cambios de planes de Felipe II.
No, Medina Sidonia no era un inepto recién llegado a la Armada cuando tuvo que asumir a regañadientes el comandar la Empresa de Inglaterra.
De su humanidad habla su reacción al recibir a los cuatrocientos soldados gallegos aportados por el conde de Lemos. Soldados que habían pasado tanta hambre que parecían más muertos que vivos, la mayoría casados y con hijos a los que:
«Han acudido las mujeres con tantas lástimas y trabajos que a mí se me ha hecho muy gran cargo de conciencia de embarcarlos, (…) los he licenciado a todos, y así han vuelto a sus casos»
Siempre nos hemos reído de su ocurrencia al alegar para intentar evadir su responsabilidad de comandar a la Gran Armada que, como él mismo decía, “se mareaba al navegar”, pero el día 3 de agosto de 1588 y al mando de su galeón San Martín, se destacó de su formación para interceptar una maniobra de 8 naves inglesas que pretendían atacar la vanguardia de la Armada Invencible, combatiéndolas durante más de dos horas y haciendo frente a los más de 500 disparos que le hicieron las naves enemigas. Más tarde, el duque fue socorrido por el Santa Ana de Oquendo y provocaron entre ambos la huida de la flotilla inglesa.
Socorrió además a Recalde y a su San Juan de Portugal de un ataque inglés que dejó al bilbaíno a solas contra ocho barcos ingleses, e incluso cuando los ingleses se retiraban, Medina Sidonia bajó sus gavias como invitación a continuar la batalla.
Todos hemos oído cómo ,de haber hecho caso al excepcional Juan Martínez de Recalde, y aprovechado la coyuntura de la misión a su paso por el Canal de la Mancha, si hubiesen invadido Inglaterra en ese momento, otro gallo hubiese cantado en la fallida Empresa de Inglaterra; pero hemos olvidado que la misión encomendada por el Rey Felipe II, e incluso que las capacidades de la Gran Armada estaban destinadas a dar cobertura y seguridad a un futuro desembarco de los tercios de Flandes y no a conquistar Inglaterra a la menor ocasión. ¿Qué se puede esperar de un militar que no acata las órdenes dadas?. ¡Medina Sidonia las cumplió a rajatabla!.
Por otro lado, la idea de Recalde de atacar Plymouth no aseguraba, ni mucho menos, una fácil victoria ya que lo angosto de su entrada a puerto hubiese expuesto a los barcos de la Armada a ser atacados por las baterías inglesas casi de uno en uno.
Acertó igualmente, y como mal menor, en fondear la Armada en Calais y no dirigirse a las Dunas inglesas, que hubiera dejado sus barcos entre la flota inglesa y la abrupta costa. Fondear en Calais, abierta al mar y a todos los vientos, influenciada por las corrientes y frente a un puerto no amigo no era un lugar idóneo, pero su gran calado y su apertura a los vientos permitía, como así lo hizo, una línea de retirada que fuese favorecida por el viento.
Al final de la contienda, el 12 de agosto de 1588, y ante la persecución de la flota inglesa, formó durante la noche una cortina con todas las naves de mayor capacidad combativa y quedó a la espera de la llegada de esta, que sorprendida y viéndose atrapada, recogió velas para desistir cualquier enfrentamiento.
El 12 de septiembre de 1588 el Secretario de Estado de la Reina Isabel se manifestaba escribiendo:
“Nuestros hechos a medias alimentan el deshonor y dejan la enfermedad sin curar”.
Conclusión. Como en casi todos los episodios de la Armada Invencible, no hay ni blanco ni negro absolutos. Medina Sidonia actuó por obediencia, sin una determinación más allá de la misma, pero debemos admitir que cumplió con lo ordenado, llevó a la Armada hasta su destino y la trajo de vuelta casi en su totalidad sin haber sido derrotada. Es por ello que a nosotros no se nos caen los anillos al seguir llamándola la Armada Invencible. Pero la pregunta es ¿Medina Sidonia es para ti un héroe o un villano?.
Bien expesto.
Muchas gracias, Antonio y gracias por seguirnos y leernos.
La misión de un comandante en jefe no es obedecer órdenes solamente. Hay que tener iniciativa. El inepto, el cobarde, no puede tomar decisiones por sí solo. Es más cómodo seguir las órdenes del monarca y no «arriesgarse» por si mete la pata.
Tuvo suerte ese villano de que Leyva muriera ahogado en Irlanda y Recalde sucumbiese nada más llegar a España. De lo contrario, hubieran expuesto ante el rey la nefasta dirección llevada a cabo por un buen burócrata y un pésimo militar.
¡Hola Santiago!. Posiblemente tengas razón. Yo era lo que pensaba hasta el momento de escribir el artículo tras una sesuda documentación, pero quise dar la otra versión. Muchas gracias por comentar y por seguirnos. ¡Un abrazo!.
Qué fácil es hablar insultando a una persona muerta desde hace siglos, desde el cómodo sillón de una casa del siglo XXI, habría que verle a usted en semejante situación. Las decisiones, como bien dice el artículo, se tomaron en consejos de guerra, y obviamente la orden de un rey en ese momento de la historia, tenía muchísimo peso. Pero lo más importante de todo, es que ciertamente el objetivo era invadir Inglaterra que sin los tercios de Farnesio era inviable, no entrar en una batalla naval nada más entrar en aguas inglesas.
No mencionan un aspecto clave y es las cartas repetidas que envió el Duque al rey rechazando el nombramiento argumentando que no se consideraba suficientemente apto y que al parecer fueron desaparecidas por algunos cortesanos corrijanme si me equivoco.
Si esto es así me parece que los ineptos y villanos son los cortesanos y un rey también inepto dignos predecesores de todo lo que vino después en el desgobierno de España hasta el día de hoy
El gran problema fue la tardanza del Duque de Parma en llegar a Calais y poblar los galeones españoles con tercios de flandes.
Pedro Luis genial artículo. El problema en España es que hoy en día la juventud sabe quien fue «Sir» Francis Drake y no saben que el respetable Horatio Nelson perdió el brazo en Tenerife a manos del cañón Tigre.
Muchas gracias.
Un saludo,
Alonso de la Candia
Hola, Alonso. Muchas gracias por tu comentario. Tienes mucha razón en lo que dices y creo que poco a poco otras páginas de divulgación histórica están haciendo esa labor.
Me pillas en este momento escribiendo sobre el pirata Drake, así que espero que pronto puedas leer algo sobre él en esta web.
Muchas gracias por todo. Un abrazo.
ESPECTACULAR!!!
¡Muchas gracias, Jose! Una persona sobre la que ha recaído la culpa de la empresa sin merecerlo.
Muy buen artículo. Hay que recordar que Medina Sidonia cumplió con su parte del plan y llegó con la armada hasta Calais.
Recordar también que ni el Duque, ni su antecesor, el gran Álvaro de Bazán, participaron en la definición final del plan de operaciones.
Propongo una ucronía que cualquier aficionado al tema se ha planteado en alguna ocasión:¿hubiera sido distinto el resultado de la Empresa de Inglaterra si Álvaro de Bazán hubiera dirigido la Invencible?
Muchas gracias, Alfredo y gracias por leernos. El plan original de Bazán era una «machada» fuera de lugar, con unos efectivos navales y humanos sobredimensionados y casi inalcanzables para la Corona. De haber comandado la flota que realmente partió de La Coruña, creo que el resultado hubiese sido muy similar, no hay que olvidar que esta flota armada no era más que el 50% de la operación total. Un abrazo.
Solo decir que siento admiración y respeto por el reino de España en ese entonces, en las circunstancias de aquella época hubiese sido un revés sin precedente que la Pérfida Albion sucumbiera, si tal empresa hubiese triunfado. De cualquier modo, una hazaña sin precedentes.
Mis saludos
No olvidemos, Damián, que perdieron esa batalla pero que ganaron esa guerra. Un abrazo.