En septiembre de 1580, cerca de 800 voluntarios reclutados en España e Italia por iniciativa del papa Gregorio XIII, y apoyados encubiertamente por el Rey Felipe II, se suman al apoyo a los rebeldes irlandeses sometidos entonces al reino de Inglaterra. Si esta sublevación llega a buen término, tendremos a Inglaterra al alcance de nuestra mano. Es el desembarco de Smerwick.
En 1579, los exiliados irlandeses que habían salido de su país debido al acoso inglés, volvieron a Irlanda con la idea de instigar una rebelión general.
El 10 de septimebre 1580, unos 800 soldados italianos y españoles comandados por el inepto capitán italiano Sebastiano de San Giussepe desembarcaron en Smerwick, en la costa Oeste de Irlanda, cerca de Dingle por medio de una flotilla mandada por Recalde (que inspeccionó a su vuelta las costas del suroeste irlandés a su vuelta).
Se instalaron en Dún an Óir (Fuerte del Oro), un antiguo promontorio o fuerte neolítico del que aun se pueden observar restos, reforzándolo y esperando allí una rebelión general que, lamentablemente, nunca se produjo ya que fue impedida por las fuerzas inglesas. Peor que eso, un escuadrón inglés al mando de Sir William Winter y con barcos a los que luego se enfrentará La Gran Armada de 1588 (el Revenge, el Swiftsure, el Aid, el Tiger y el Achates), bombardeó sin tregua la posición hispano-papal.
Para más inri, fuerzas terrestres inglesas comandadas por Arthur Grey se sumaron al bombardeo marítimo de Smerwick, lo que provocó que a los tres días de iniciado el asedio, las tropas defensoras se rindieran finalmente el 10 de noviembre de 1580. Tras una rendición pactada, Arthur Gray masacró literalmente a los asediados, lo que dio pie a la frase irlandesa “La fe de Grey”.

Se exigió la renuncia a la religión católica a los rendidos, a los que posteriormente se les rompían miembros, dejándolos en agonía durante un día y una noche para posteriormente ahorcarlos. Richard Bingham, futuro comandante de Connacht, estaba presente y describió los acontecimientos en una carta al conde de Leicester, aunque afirmó que la masacre fue perpetrada por marineros.
Al parecer todos los asediados, excepto quince, fueron masacrados.
Según informó en 1587 el inglés John Hooker, las bandas encargadas de llevar a cabo las ejecuciones fueron dirigidas por el capitán Raleigh (más tarde Sir Walter Raleigh), alguien a quien veremos muy de cerca en los acontecimientos de La Armada Invencible de 1588.

Según el folklore de la zona de Smerwick, la ejecución de los cautivos duró dos días, y muchos de los cautivos fueron decapitados en un campo conocido localmente en irlandés como Gort a Ghearradh (el Campo del Cortado). La veracidad de estos relatos fue discutida durante mucho tiempo, hasta que un campo local conocido como Gort na gCeann (el Campo de las Cabezas) que fue excavado por arqueólogos hace unas décadas, se encontraron multitud de cráneos de cráneos datados en el siglo XVI.

Un año y medio después de la masacre, uno de los capitanes de Gray, Humphrey Macworth, conocido como el más ávido de los verdugos en Dún An Óir, fue capturado por una banda de rebeldes irlandeses. Después de una considerable cantidad de tortura preliminar, fue desollado vivo.