Sí, es la herencia española la que una vez más ha servido, a través de nuestras gestas y nuestros dramas, aportar de sueños a la memoria colectiva de un pueblo. en este caso es Torquay (Cornualles). Los españoles de La Armada Invencible estuvieron allí en 1588 y siguen con ellos 430 años más tarde.
Durante las escaramuzas entre La Armada Invencible y la armada inglesa el 31 de julio de 1588 a su paso por el Canal de la Mancha, el Nuestra Señora del Rosario (nombre, por cierto, de la patrona de la Armada Española en esas fechas), recibió un impacto de cañón en su palo de proa que la hizo ingobernable.
La mala suerte hizo que, a la deriva, no pudiese esquivar a la también española Rosario y chocase con ella, dañándose todavía más y quedando inutilizada y a merced del mar. Aunque Medina Sidonia intentó mandar otras naves en su socorro el mal estado de la mar lo impidió, circunstancia aprovechada por Drake y su barco, el Revenge, para apresarla junto a sus 440 tripulantes.
El Nuestra Señora del Rosario fue remolcado a Torquay donde, en unos días, los personajes más ilustres embarcados en él (entre ellos Pedro Valdés, Alonso de Zayas, Vasco de Mendoza y Silva) serían trasladados como presos a distintas casas de Londres y, los 400 restantes, encarcelados con el fin de solicitar rescates con los que salvar sus vidas (práctica habitual en aquella época).
Los 400 españoles fueron recluidos en el hoy conocido como “Spanish Barn” (granero español), edificación perteneciente a una abadía erigida en 1196.
El granero español estaba abarrotado; cada prisionero solo tenía menos de un metro cuadrado para hacer su vida. Alrededor de 15 españoles perdieron la vida durante esos días por hambre o enfermedad durante el periodo entre ser encerrados en el granero español y ser contados de nuevo meses después.
No fueron asesinados ya que esos prisioneros eran un bien valioso. De hecho, las negociaciones para rescatarlos comenzaron poco después de su llegada a Inglaterra. A fines de 1589, la mayoría de ellos fueron oficialmente liberados. Don Pedro de Valdés lo fue en febrero de 1593 mediante el pago de un rescate de 3.550 libras. En general, los españoles tomados en el Canal parecen haber sido «bien» tratados y repatriados casi en su totalidad, mientras que los capturados en Irlanda fueron generalmente ejecutados.
El sórdido espacio donde permanecieron hacinados, expuestos a enfermedades y plagas de ratas, alimentó la imaginación de los habitantes de Torquay e hizo que esta historia pasase a ser parte del acervo cultural de los lugareños.
Las leyendas populares de este pueblo nos han dejado dos preciosas leyendas (quizás fundamentadas) acerca de aquellos españoles exhaustos y hambrientos confinados en el granero español.
Una de ellas hace referencia a un granjero que, apiadándose de los españoles, intentó llevarles comida. Siendo descubierto, fue ahorcado por las autoridades inglesas.
Otra hace referencia a la conocida como “Dama Española”, una hermosa mujer cuyo devoto apego a un oficial la indujo a ponerse atuendo masculino para unirse a la armada y que falleció en el granero español. Su fantasma puede verse a veces en el camino del granero ataviado con una mantilla española.
A principios del siglo XX, las pocas líneas existentes hasta ese momento de la leyenda de la Dama Española se transformaron en un melodrama gótico llamado “Tales of Torquay”.
Nunca los olvidaremos, ni los habitantes del precioso pueblo de Torquay ni nosotros. Descansen en paz.
Me emociona leer sobre la heroica,valerosa y… calumnia da Armada nuestra..Mi familia ha entroncado con una familia irlandesa( de América) y dos hijos hispano irlandeses llevan apellidos y sangre de los dos pueblos amigos (Ruiz y Cummings).Me siento especialmente orgulloso y humilde mente emocionado…Que e xtraño puede ser el destino…Los Cummings provienen de Sligo..
Pues eres «carne de cañón» para acompañarnos un septiembre a Sligo, José maría. Un abrazo y gracias por tu comentario.