¿Cómo era la indumentaria de la gente que se embarcó en la Armada Invencible en 1588?
Haré un breve repaso de las prendas que llevaron los distintos grupos que convivieron durante unos meses en alta mar. Pero antes, tenemos que saber que la importancia de los vestidos, que diferenciaban una clase social de otra, fue una preocupación constante a lo largo de la historia, como podemos leer, por ejemplo, en la «Nueva prematica de reformacion contra los abusos de los afeytes, calçado, guedejas, guardainfantes, lenguaje critico, moños, trajes y excesso en el uso del tabaco: fundada en la divina escritura y dotrina de los Santos Padres para todos estados necessaria» escrita, en 1635, por el dominico Fray Tomás Ramón:
…de la mesma suerte el varon vano, y deshonesto, procura arrear su persona con cosas de mucho valor, para dar un pasto de su vanidad a los que le miran. El Labrador tiene su particular vestido, el Letrado el suyo (dize el Clemente Alexandrino) el Marinero el suyo; y la persona deshonesta el suyo, que es el que le provoque lo que reyna su coraçón. […] pero en saliendo de su puerto, queriendo el Soldado meterse en el lugar del Capitán: el Oficial en el del Ciudadano; este en el del Cavallero: y todos gastar y vestir, no segun su calidad y estado, sino segun el del otro, es desbaratar la citara: y hazeer una música infernal. […] que cada vno vista según su edad, y calidad de su persona; según su possible, contando con la bolsa; y assí no peligra, ni caerá de su estado. Pero lo que es muy de llorar, que nadie viste atendiendo a lo dicho, sin según su antojo…
Vestimenta de los marineros de la Gran Armada
Empezaré con la indumentaria de los marineros de la Gran Armada y, para ello, nos vamos a fijar en el cuadro de Vicente Carducho, Regreso de San Juan de mata con los esclavos liberados de Túnez (1634-35), que se encuentra en el Museo del Prado, y en el Niño Jesús de la Misa de San Pedro Pascual, de Jacinto Jerónimo Espinosa (1660), Museo de Bellas Artes de Valencia.
Vestirán de forma sencilla y cómoda, con prendas de lienzo, de gamuza o de paño basto. Cubriendo las piernas, llevarán el calzón marinero, de hechura sencilla, anchos y abiertos por abajo. Los había largos hasta las pantorrillas y cortos hasta las rodillas. Cubriendo el torso, la almilla, prenda semiinterior, que podía ir sobre una camisa o llevarse directamente sobre la piel. Era muy corta y ceñida, con mangas amplias y cortas. Encima la saltaembarca. Esta prenda era una especie de blusón largo, holgado y cerrado. Protegiendo la cabeza, un bonete de lana terminado en punta. En los pies, alpargatas.
En otros casos llevarán un jubón, confeccionado con tejidos flexibles, encima de la camisa. Esta prenda tenía forma de chaleco y se le podía unir unas mangas independientes por medios de hilos, cordeles o agujetas, como podemos ver en la estampa de Francisco Villamena (1608).
La indumentaria de los soldados
El traje militar será igual al traje civil. El diseño de las prendas venía marcado por su uso durante la navegación, por ello, incluso entre oficiales y marineros de la Gran Armada, las prendas tendrán, más o menos, el mismo corte y había, también, pocas diferencias entre un mozo mulero y un almirante. Será el poder económico del portador lo que determinaba las diferencias según la calidad de las telas.
Las prendas más habituales que llevaban eran la camisa, la almilla, los llamados calzones de marinero, que eran largos y sobrepasaban las rodillas y un bonete de lana terminado en punto. Como sobretodo, un capote sayal de galera: prenda de dos paños (haldas) puesta a modo de escapulario.
En el caso concreto de los superiores, estos llevarían cuello de lechuguilla y capa, prenda semicírculo que llevaba una capilla para cubrir la cabeza y se cerraba en el delantero con alamares para dejar libre las manos, como podemos ver en el grabado Almirante de navios para las Indias, de Honorius Philoponus [Caspar Plautius] (1600-1621). Estas capas se confeccionaban con fieltro o con albornoz: telas que repelía el agua y que, por tanto, actuaban como impermeable.
Gracias a los frescos y a los azulejos del palacio de don Álvaro de Bazán, en el Viso del Marqués, Ciudad Real (1564-1586) podemos obtener más información sobre la vestimenta, como por ejemplo el jubón colocado sobre una camisa con cabezón alechugado.
Sobre el jubón se llevaba el coleto o cuera. Como su nombre indica era de cuero (gamuza, ante, cordobán, búfalo, venado…), teniendo una función protectora. Iba ajustado al cuerpo, no tenía mangas (o de tenerlas, estas eran cortas), se acuchillaba y apenas pasaba de la cintura, donde se ceñía. Algunos llevaban una faldilla estrecha.
Las piernas se cubrían con calzones, que se complementaban con las medias o medias calzas. Era una especie de pantalón de hechura sencilla, que podía ser más o menos amplio y ahuecado y sin cuchilladas. Llegaban hasta las rodillas o hasta las pantorrillas. Se hacían de paño, grana, cuero, estameña o de lienzo. En la cabeza, sombrero de copa redondeada y mediana altura. En los pies, zapatos de cordobán. Por supuesto, no hay que olvidar el correspondiente arnés.
Es posible que algunos, aunque no fueran a la moda, llevaran sayo, que era un traje con falda, más o menos ceñido al torso y ajustado en la cintura.
El atuendo de los nobles de la Armada Invencible
Si nos fijamos en la indumentaria «marinera» de los nobles embarcados en la Armada Invencible, aparte de los frescos del palacio de don Álvaro de Bazán, tenemos el cuadro atribuido a Sánchez Coello, de finales del siglo XVI: Vista de la ciudad de Sevilla. En este cuadro podemos ver el río Guadalquivir con varios tipos de embarcaciones, entre ellos galeras, y la actividad portuaria. Sabemos que, tanto el vestido masculino como el femenino, aprisionaba el cuerpo. Carmen Bernis escribe en su artículo del catálogo Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II lo siguiente: La moda española tendía a aprisionar el cuerpo, a reducir al mínimo los movimientos posibles, a obligar a la cabeza a estar siempre erguida. Favorecía así los movimientos graves, sosegados y altivos, lo que estaba acorde con la fama que entonces tenían los españoles, dueños de medio mundo, de altaneros y orgullosos.
Sin embargo, para viajar en barco, estos trajes tenían que ser más ligeros y cómodos, eso sí, confeccionados con telas de buena calidad. Sabemos que cuando viajaban usaban los llamados bestidos de camino, que solían ser de estameña (hebras de lana fina), de raja, de chamelote (este en concreto era un tejido fuerte e impermeable), etc., con sobretodos hechos de fieltro. En todos ellos no faltaban guarniciones de lujo. Esto no impedía que en los baulillos, protegidos con fundas de lino de olandilla (portamanteos o mangas), llevaran ropas muy vistosas de tafetán, terciopelo, raso… así como las calzas atacadas, también llamadas muslos, que eran una especie de pantalón corto, abombadas, que, como mucho, llegaban hasta las rodillas. Solían ir acuchilladas, de ahí que llevaran un forro interior, formando tiras más o menos anchas y, que a su vez, podían ir picadas.
En el barco vestirían camisa, jubón, coleto y calzón. Había un tipo de jubón llamado jubón estofado, que iba forrado por dentro con lienzo y cañamazo, o con algodón y cañamazo (en los jubones de menor categoría se rellenaba de borra), quedaba rígido a modo de coraza, protegiendo el cuerpo de las armas blancas, e iba con mangas muy estrechas y llevaba faldilla. Los había también de albornoz. El coleto se confeccionaba con tela. Cubriendo desde la cintura hasta los pies, las calzas o muslos, que todavía en 1588 podía llevar una bragueta abultada, aunque ya empezaba a estar en desuso. El cuello de lechuguilla, confeccionada con tela muy fina, de olanda, se podía almidonar, mediante moldes de hierro caliente.
Un sobretodo, que no podemos descartar que se usara, era el albornoz, hecho con tela del mismo nombre: era cerrado y más corto por delante que por detrás; llevaba capuchón.
Por último, se cubrían la cabeza con un sombrero de fieltro de copa alta y ala estrecha. Se le podía poner toquilla, es decir, una banda de tela envolviendo la base de la copa. En los pies, zapatos.
Los ropajes de las mujeres embarcadas
Pero no sólo de hombres vivió la Gran Armada, en la llamada «urcas de las mujeres» o «La nave de los casados», como se conoció a La Santiago, se embarcaron treinta y dos mujeres, esposas de soldados. Ellas, al igual que los hombres, llevarán en sus arcones prendas cómodas de camino, pudiendo ser también lujosas.
Sobre la camisa de lino o algodón, el corpiño interior, que daba al torso una superficie lisa. Sobre dicho corpiño se colocaba un cuerpo (las mujeres de mayor estatus social, posiblemente, el jubón), cuya hechura era similar a la del hombre con sus mangas estrechas, podía ser alto, llegando hasta el cuello, o bajo, siendo el escote más o menos apaisado. Esta prenda terminaba en pico por delante y podía llevar mangas de quita y pon. Si quedaba descubierto el escote, este se podía cubrir con una camisa alta o con un cuello de lechuguilla, también llamado gorguera. La basquiña, era una falda que se ponía sobre otras faldas interiores (faldillas). Encima, un mantillo,generalmente negro,siendo unmanto de corte semicircular que cubría casi todo el cuerpo. Cubriendo la cabeza, un sombrero de copa alta y ala estrecha que podía ir guarnecido con plumas, cintillos o trenzas. No debemos olvidar que ellas, como mujeres de soldados, y navegando hacia la conquista de otro país, llevarían, como hemos visto en los hombres, la prenda llamada cuera.
Para hacernos una idea, podemos fijarnos en el cuadro atribuido a Luis Tristán, Un caballero de Santiago y su esposa (hacia 1610), en Franckfort, Kentucky University y otro anónimo de escuela española del siglo XVII, Magdalena penitente.
Bibliografía:
Bernis Madrazo, Carmen: Indumentaria española en tiempos de Carlos V; Madrid: Instituto Diego Velázquez (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC), 1962.
Bernis, Carmen: Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II; cat. exp., Madrid, Museo del Prado, 1990.
Bernis Madrazo, Carmen: El traje y los tipos sociales en el Quijote; Madrid: Visor, 2001.
Colomer, José Luis y Descalzo, Amalia: Vestir a la española en las cortes europeas; 2 vols.; con la colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; 2014
Descalzo, Amalia: El traje masculino español en la época de los Austria. Vestir a la española en las cortes europeas (siglos XVI y XVII). Ministerio de Cultura, Educación y Deporte, mayo 2014.
Herrero García, Miguel: Estudios sobre indumentaria española; Madrid : Centro de Estudios Europa Hispánica, D.L. 2014.
Lasmarías Ponz, Israel: Vestidos para viajar: 1600-1650; Rev. Zurita. 80-81, 2005.
Pereda, Rosa María y Cea Gutiérrez, Antonio: El Quijote en sus trajes. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Área de Cultura, 2005.
Soláns Soteras, María Concepción: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Institución “Fernando el Católico” (C.S.I.C.). Colección Estudios. Zaragoza. 2009.
Lectura que despierta curiosidad y sorpresa.
Nos alegra que te guste. Muchas gracias por seguirnos.
Muchas gracias, Guadalupe. Gracias por seguirnos.
Muy interesante el tema y muy acertada la exposición.
Enhorabuena.
Estoy al día de las nuevas investigaciones: espero se impongan a las antiguas por su verdad.
Por qué en este artículo y web se hace referencia a la armada invencible, con dicho nombre cuando sabemos que ese nombre se lo pusieron los ingleses y es una las mayores tergiversaciones de la leyenda negra, cuando sabemos que su nombre original era la Gran Felicisima Armada.
Hola Ángel. Sabemos bien de lo que hablas. Aquí te lo explicamos un poco mejor:https://www.armadainvencible.org/por-que-se-llama-armada-invencible/
Un cordial saludo y gracias por leernos.