El 12 de julio de 1589, Baltasar López del Árbol, alférez de los Tercios, natural de Granada y preso en Drogheda (Irlanda) escribe una carta a Hernando Hurtado de Mendoza, general de Fuenterrabía y de la provincia de Guipúzcoa, haciéndole saber de su apresamiento.
Esta carta, hecha llegar a España por dos católicos, el irlandés Jhoannes Stanlie y el inglés Richard Halton, que huyen de la persecución protestante, lleva anexa un documento conmovedor. El testamento de un náufrago de la Gran Armada Española.
Un capitán inglés de la prisión de Drogheda le había entregado antes, en un acto humanitario, dicho documento. El testamento era de un náufrago español llamado Antonio de Ulloa y Sandoval, natural (según Baltasar López del Árbol) de Toro (Zamora), y habría sido escrito por este mismo instantes antes de ser decapitado en Galway (la alusión última a su verdugo es sobrecogedora).

Unos nueve meses antes de mandar su carta el alférez de los Tercios, se encontraban en la cárcel de Galway entre 300 y 400 náufragos de la Gran Armada que, hacinados, fueron ordenados asesinar por Richard Bingham, gobernador inglés del condado de Connaught, el día 5 de octubre de 1588, fecha probable en la que Antonio de Ulloa y Sandoval escribió su testamento. (Podéis saber más sobre el este episodio aquí)
Si nuestra principal misión es la de devolver a la memoria a todos aquellos hombres y mujeres que participaron en la Gran Armada no hemos podido más que reflejar, respetando incluso la ortografía original, excepto pequeñas aclaraciones, este emocionante y triste documento. (Archivo General de Simancas, E-Castilla. Leg.166-63)
“Mando que se diga por mi ánima nueve misas a la linpia consisión de Nuestra Señora en Santa Marina, en el altar de San Roque; mando que se digan por mi ánima en los Mártires de la Puerta, el Colodro, sinco misas a los Bienaventurados Mártiles, para que ellos me sean entersesores a mi señor Jesucristo, que me perdone mis pecados; mando que se digan por un criado mío que le soy encargo, bente misas se digan por su ánima, sin farta; mando que se digan por mi ánima nueve misas a la Angustias de Nuestra Señora, para que ella me sea mi intercesora con su Ygo (hijo) presioso, que se duela de mi alma y me resiba en su santa gloria; mando que se digan siete misas a los siete traspasos que Nuestra Señora que tubo cuando bido a su Ygo presioso en el arbor de la + ; mando que se digan por mi ánima la misa que mandé que se digese por las ánimas del Purgatorio, ase de desir ahora por mi ánima los lunes de cada semana, bente años hace; mando que se digan por mi ánima tres misas de lus en el altra (altar) de Nuestra Señora de las Anguestras (Angustias) en San Agustín; mando que se digan en el propio monasterio de San Agustín, en el artar de Nuestra Señora de Gracia, sinco misas por mi ánima; mando que se digan dose misas por las personas que sor (soy) encargo (de) argo; mando que sin farta se diga por mí la misa cada lunes en los Mártiles de la Puerta, en Colodro, vente años, y para eso dego a mi ermano Juan de Ulloa y a mi ermano Gerónimo de Ulloa, qual guarde Nuestro Señor munhos años, y le encomiendo mi ánima y tenga grande quenta con mi ánima de aser cunprir el testamento y esto que ba aquí puesto, sin farta; mando que se den cien ducados a mi primo Andés (Andrés) Ortíes, hygo de mi señor tío Anderes Orties del Romo; que llo perdón pido de quantos males he hecho, y así le suprico me a mer ser cumplir este testamento. El berdugo no me da más lugar. De don Antonyo de Ulloa y Sandoval”.

D.E.P.
Antonio de Ulloa y Sandoval


En recuerdo de los héroes marinos y soldados que fallecieron en la jornada de inglaterra por enfermedad, heridas, o ahogamiento, y terminaron siendo pasto de cangrejos y congrios de los fondos rocosos Irlandeses.vuestra epopeya no se olvidará nunca .Descansad en paz heroes. SIEMPRE PRESENTES EN NUESTRA MEMORIA.
No se puede expresar mejor. Un fuerte abrazo, Javier.
Excelente labor para dignificar la entrega y honra de tantos y tantos marinos y soldados españoles que entregaron su vida en la felicísima armada.
Muchas gracias, Juan Manuel. Un cordial saludo.